Biofuncionalización superficial de implantes ortopédicos

Actualmente la osteoporosis es el trastorno metabólico óseo más común en Estados Unidos y la causa más frecuente de fracturas en adultos mayores. Aunque las técnicas quirúrgicas para artroplastias comenzaron en el siglo XIX, se considera que desde hace unos 50 años se inicia la era de la cirugía moderna para reemplazo de articulaciones, revolucionando el tratamiento de los pacientes con trastornos avanzados de la cadera y la rodilla.
Dentro de los biomateriales metálicos más frecuentemente utilizados en ortopedia se encuentra el titanio y sus aleaciones, usado por su durabilidad y propiedades mecánicas, especialmente su alta resistencia a la fatiga y bajo módulo elástico.
Sin embargo, el titanio no es un material biológicamente activo, es decir, es incapaz de inducir la diferenciación de células madre y células osteogénicas para favorecer su proliferación, estimular funciones específicas y actuar como andamio estructural a través del cual el tejido óseo del huésped infiltre y regenere.  De ésta manera, cuando un dispositivo metálico se implanta, es probable que exista una inadecuada integración del biomaterial con el hueso, lo que conlleva a su posible aflojamiento con degradación del hueso adyacente y eventualmente la necesidad de re-intervenir quirúrgicamente al paciente para su revisión y/o remoción.